Disfrutar un coche

En esta entrada, mucho más personal de lo que acostumbramos a escribir por estos lares, quiero compartir con vosotros cómo veo la experiencia de poseer y disfrutar un coche. Pronto seguirá un artículo con la visión que tiene el Sr. González al respecto, para que así entendáis por qué cada uno de nosotros tiene diferentes intereses en el mundo del automóvil y aunque ambas visiones son diametralmente opuestas, son perfectamente compatibles y dan lugar a entretenidísimos debates.

¿Hacer kilómetros a un coche es estropearlo?

A mi forma de ver, un coche no tiene ningún sentido si no es para conducirlo. Me enerva ver que los modelos especiales que salen* de las fábricas de los mejores fabricantes de deportivos se venden años después con 500km en el marcador. ¡Señor, váyase usted a tomar por donde amargan los pepinos!

*salían, porque aprovechando el interés que despiertan las versiones especiales, ahora los fabricantes se dedican simplemente a vender versiones sin radiocasette, con un alerón fabricado en algún plástico caro y multitud de aditamentos aerodinámicos en series numeradas por precios astronómicos.

Me llamó la atención una frase de Gordon Murray en el vídeo del que dejo el link a continuación, donde dice: “Diseñamos el Mclaren F1 para ser conducido. Afortunadamente sus dueños lo condujeron… Antes de que valiese 25 millones.”

Y digo yo, el Mclaren F1 vale esos 25 millones únicamente por cómo se conduce y cómo suena. Si no fuese por eso, sería sólo un coche bonito más, y no valdría 25 millones. ¿Soy el único que ve la paradoja ahí? Si no se conduce no vale ese dinero, pero no se conduce para preservar su valor. Cojonudo, así que te vas a dedicar a ser un mero custodio de algo que no va a tener ningún valor real hasta que alguien decida volver a conducirlo.

¿Originalidad o perfeccionamiento?

Los párrafos anteriores me llevan a mi segunda reflexión. En busca de la originalidad se pagan auténticas locuras por coches que muchas veces no son más que el modelo base con unas cuantas piezas cambiadas, mientras que a la vez se denosta a quien modifica ese modelo base con piezas de igual o superior calidad.

Entonces para mí, ¿no vale un Mercedes 190 Evo II los cerca de 250.000€ por los que se están vendiendo? Pues evidentemente no. Con mucho menos dinero, partiendo de un 190 2.3 puedes hacer un coche idéntico o incluso con mejores aptitudes para la conducción; porque encima parece que el Evo II está bastante lejos de conducirse bien.

Lo mismo pasa con los Sportquattro, M3 E30 Sport Evo (con este Jose González me va a matar) y todas esas versiones mejoradas. ¿Que si hace uno mismo algo similar no va a tener ningún valor coleccionable? Seguramente. ¿Que van a ir igual o mejor si haces las cosas bien? Seguramente también.

Sí es cierto que, habiendo crecido viendo las monstruosidades que se hacían en el mundo tuning de los 90, y como además lo que me interesa es la conducción, hay una cosa que no soporto y son las modificaciones estéticas sin ningún tipo de aplicación funcional. E incluso algunas que sí tienen aplicación funcional pero que alteran la estética del coche más allá de mis restrictivos límites.

¿Qué es para mí disfrutar del coche?

Es soñar con conducirlo cuando aún no lo tienes, y una vez obtenido pensar y soñar en cómo mejorar esas cosas que no te acaban de convencer completamente. Seguro que muchas modificaciones a vista de otras personas no hacen más que estropear el conjunto, pero como digo un factor muy importante en la experiencia de vivir el coche es ese tiempo que pasas pensando en la próxima modificación y en corregir esos aspectos que no te gustan tanto.

Vamos a partir de la base de que mis coches tienen escaso o ningún valor coleccionable, porque aunque no son coches fabricados en grandes cantidades, son bastante comunes. Tampoco los veo como objetos de colección, porque como decía antes los coches me interesan sólo para conducirlos, como objetos de disfrute. Para coleccionar ya están las maquetas a escala 1:18. Así que todo lo que ayude a hacer de los coches una experiencia más divertida me parece bienvenido.

En mi caso paso más tiempo consultando foros y libros aprendiendo sobre el modelo y sobre cómo mejorar su comportamiento que conduciéndolo, porque al final el tiempo que tenemos para irnos a 100km de casa es muy limitado. ¿Realmente quiero que sea sólo ese tiempo de conducción lo que disfruto del coche?

¿Disfruto más conduciendo o imaginándome en el coche con los nuevos cambios? Cuando disfruto conduciendo, ¿es la adrenalina del momento o la satisfacción de saber que tanto yo como la máquina lo estamos haciendo un poco mejor que la vez anterior? Esa sensación de superación es extraordinaria.

Mantenimientos y restomod

Otra forma de disfrutar un coche es hacer todo uno mismo, ya sea mantenimientos, mejoras o restauraciones completas. Aquí, de nuevo, la mayoría de coches perderán valor de reventa en cuanto el libro de mantenimiento deje de estar sellado por el fabricante, pero si lo que te gusta es la mecánica, ¿no prefieres hacer todas estas cosas tú mismo y aprovechar el tiempo que el coche sea tuyo para conocer cada entresijo, saber el estado de cada pieza y poder adecuar las mejoras a tus necesidades?

Y con esto entramos en el área del restomod, sacrilegio para unos y una filosofía de entender el automovilismo para otros. Yo me incluyo en este segundo grupo.

Qué es eso de restomod, diréis. Esta expresión viene de restored y modified. No hay una definición precisa, pero el consenso viene a ser éste: se considera restomod un coche clásico que, manteniendo un aspecto muy cercano al original, ha sido modificado con componentes modernos para hacerlo más seguro y mejorar sus prestaciones.

Mi intención con el Vantage no es otra que conseguir algo que sea mi interpretación personal de lo mejor que se puede conseguir partiendo del modelo estándar, al estilo de lo que hace Singer con los Porsche 911; es decir, optimizando cada componente con la mejor calidad y el mayor mimo que pueda permitirme y que sea capaz de aportar.

Precio de reventa: ¿Es realmente importante para mi?

Otro factor por el que presto escasa atención a qué pueda pasar con el precio de reventa o coleccionabilidad de mis coches es que no se me pasa por la cabeza ni de forma remota que alguno de ellos abandone mi garaje.

Parece que ahora en España se está poniendo de moda el Vantage N400; mi coche tiene todas las mejoras del N400 y alguna más, por lo que aunque nunca vaya a tener el valor de una edición limitada, su comportamiento y prestaciones son iguales o mejores. Pues a mi modo de ver las cosas, mi coche es tan bueno o más que el N400. Si me ofreciesen un cambio a pelo no lo cambiaría. Y como no tengo intención de venderlo, la diferencia en valor de uno y otro me es indiferente.

¿Que no es tan coleccionable? Sin duda, no lo es. ¿Y qué? ¿Qué satisfacción me aporta eso?

El Opel GT de serie es un coche ciertamente decepcionante, con sonido de cafetera, falta de empuje a partir de 4000rpm y frenada deficiente. Con sólo 3000€ en modificaciones se convierte en una máquina de disfrute, muy efectivo, predecible y de los coches más divertidos que conduje. ¿Preferimos seguir usando durante todo el tiempo que el coche nos pertenezca un coche decepcionante, o divertirnos con una máquina excelente que nos deje una maravillosa sensación mezcla de adrenalina y superación cada fin de semana?

¿Por qué comprar coches viejos?

¿Merece la pena un coche viejo, con cambio manual, biplaza, sin apenas maletero y sin las comodidades de los coches de última generación?

Os voy a contestar con otra pregunta: ¿Para vuestras salidas en bici, no sería mejor una bici eléctrica con la que podréis llegar más lejos y más alto? ¿No da mejor la hora un Casio que un Patek Philippe? ¿No hace el mismo servicio un bloque de edificios soviéticos que uno de Norman Foster? ¿O una silla de Ikea que una diseñada por Ray Eames? ¡Por no hablar del iPhone que lleváis en el bolsillo!

¡Pero si no has contestado!, diréis. Allá voy: Lo que busco no es llegar de A a B con la mayor comodidad y en el menor tiempo posible, mi objetivo es salir de A para volver a A con el máximo de diversión por en medio, y para eso se puede contar con los dedos de una mano los coches nuevos que merecen la pena.

La importancia de los números

Una última reflexión acerca de la importancia extrema que se da a los valores de potencia máxima, par máximo, aceleración, tiempo en este circuito o aquel otro (bueno, sólo en Nürburgring, como si no hubiera más circuitos). ¿Acaso importa todo eso? ¿Acaso el tiempo que Horst von Saurma consiga con un GT2 RS va a hacer que tú seas mejor piloto o que te diviertas más al volante?

Últimamente cada nuevo deportivo es más efectivo que el anterior y más rápido en todas las mediciones; pero también más pesado, hace más cosas de forma automática y transmite menos sensaciones al conductor.

Volviendo a la entrevista del vídeo del principio de este artículo, habréis visto que uno de los coches más importantes de los utilizados como referencia para diseñar el T.50 es el Alpine A110, que como dice Gordon Murray no usa un esquema de suspensiones súper avanzado (doble paralelogramo), ni tiene suspensión activa; símplemente está bien puesto a punto. Más sencillez, menos peso, más diversión.

En otro vídeo de Harry Metcalfe en el que probaba el nuevo BMW M5 Competition decía que cada vez que conduces un coche moderno se comporta de forma completamente diferente a la anterior por la gran cantidad de modos que se puede seleccionar para configurar la suspensión, diferencial, control de estabilidad o caja de cambios, resultando tremendamente difícil prever cómo reaccionará.

Añadiendo más leña al fuego, este es uno de sus comentarios en twitter acerca de ese coche:

¿Dónde está la diversión? ¿Dónde está la satisfacción de saber conducir? En todos esos coches modernos es la máquina quien te lleva a tí y no al revés. Como bien dice el otro artífice de esta página, el Sr. González, “Con control de estabilidad, todos somos buenos conductores“. ¿Qué importa que el coche sea capaz de ganar una carrera de fórmula 1, si lo va a hacer todo automáticamente y tú sólo vas a ser un mero pasajero?

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