Ruta inaugural – 8 de junio de 2008

Hoy quiero compartir con vosotros primera entrada de mi anterior blog, el relato de la primera salida ‘de carreteres’. Este primer relato no está escrito por mí, sino por mi compañero en tantas y tantas rutas, Dani; así que notaréis que la calidad literaria es muy superior a la habitual. Desde entonces y hasta ahora hemos hecho este mismo trayecto cientos de veces, casi cada fin de semana durante años, y por esas carreteras aprendí a conducir ‘como Dios manda’.

La tarde se presenta tranquilla y soleada, mientras me acerco al lugar donde Jose me espera con su Opel GT. Veo asomar el morro del coche saliendo del garaje y ya se aprecia que va descapotado, que cabr… La verdad es que el clima invita a ello. Intercambiamos algunos comentarios sobre el recorrido y partimos dirección a Villaviciosa “por la antigua”.

Vamos a un ritmo normal y entre comentarios e intercambio de opiniones por la emisora, llegamos a la rotonda de Lamasanti* en la que ocurre una leve incidencia intencionada con mi laguna (espero que el que la vio en tercera persona deje algún comentario), y continuamos hasta comenzar a bajar La Campa. El tráfico era inexistente, yo simplemente dejaba el coche ir, aunque dado el desnivel llevábamos un ritmo alegre, disfrutando de las magníficas vistas y de la carretera en sí misma, con el serpenteante discurrir hacia “la villa”. De vez en cuando miro por el retrovisor y veo a mi compañero salir de las curvas más cerradas a pleno gas y dando ligeros contravolantes, en una palabra, disfrutando, eso sí, lo justo hasta que entra en acción el ESP que monta el GT.

Antes de entrar en Villaviciosa, nos desviamos a la derecha para coger la carretera de la Encrucijada, y tras recorrer algunos metros en sentido Infiesto, nos volvemos a desviar, en esta ocasión a mano izquierda, dirección Anayo. Comenzamos a ascender hasta alcanzar el alto, punto donde aumentamos el ritmo y gozamos de los continuos cambios de rasante y las pequeñas rectas, las cuales aprovechamos para exprimir las mecánicas. Vamos siguiendo una carretera de buen firme que transcurre por zonas madereras y entre enormes plantaciones de eucalipto, en la cual no tendremos tiempo de aburrirnos.

Después de recorrer unos kilómetros, tomamos un ramal por la izquierda hacia Piedrafita y que nos encauza hacia nuestra primera parada, el área recreativa de Campos de Lueje, un bucólico lugar en el cual aprovechamos para estirar las piernas y para la sesión fotográfica. Llama la atención la gran belleza de esta zona, con unas vistas espectaculares de Colunga, Villaviciosa y la sierra del Sueve. Lo cierto es que el sosiego y la tranquilidad que se respira invitan a la relajación.

Tras un paseo, tomamos la última bocanada de aire puro y seguimos nuestro camino. Volvemos atrás hasta la carretera anterior la cual continuamos. Este tramo destaca por la visibilidad en algunas zonas, en las que podremos mantener un ritmo muy vivo, pero hay que andar con ojo, ya que hay zonas umbrías en las que puede haber humedades.

Llegamos al pueblo de Capareda y descendemos hasta alcanzar un nuevo cruce tras una horquilla pronunciada. Es la carretera del “Alto la Llama”. Seguimos por la derecha, dirección Infiesto. La carretera se compone de un sin fin de curvas y contracurvas sin arcenes, típica carretera de montaña y viciosa donde las haya, en la que, por los menos en mi coche, los frenos acusarán el “fadding” de una forma notable. Puede llegar a parecer un bucle, ya que las curvas se parecen mucho y se repiten hasta la saciedad!! Hay que tener cuidado con la suciedad del pavimento, ya que es zona boscosa y maderera, por lo que suele existir ramaje y hojarasca a ambos lados de la calzada.

En poco tiempo tomamos un desvío a la derecha, dirección San Feliz, el pavimento cambia y se vuelve irregular y abrasivo, así como roto en algunos puntos, por lo tanto nos lo tomamos con calma y nos dedicamos a contemplar la cuidada arquitectura de la zona así como la belleza del entorno. Poco a poco llegamos al bonito pueblo de Torazo, donde el asfalto cambia a nuevo y descendemos por un tramo que nos seduce e invita a realizar a un ritmo alto, dada su orografía y la calidad del asfalto.

Hacemos una breve parada en un pequeño apartadero para tomar unas fotos y “conceyar” un poco, tras lo cual seguimos hasta llegar en poco tiempo al cruce de La Encrucijada, ya sé, es redundante no? Continuamos por la derecha dirección Villaviciosa, la carretera está en obras y sin pavimento, por lo que decidimos tomar la carretera de Cabranes hacia Nava. La primera parte del tramo no tiene nada de especial, pero hacia la mitad, nos encontramos una larga bajada que nos persuade para realizarla a fondo, con una frenada muy fuerte al final, para cruzar un estrecho puente y continuar por una subida de curvas enlazas. La mejor parte del tramo con diferencia.

Y casi sin dar tiempo al corazón a bajar de pulsaciones, llegamos a Pruneda, dejamos la maquinaria en el aparcamiento de “El Candil” y nos disponemos a saciar la sed y el hambre en esta rústica pero magnífica parrilla (*), en la que no será raro encontrarse con varias cuadrillas de cazadores. Tras degustar una rica merienda en la terraza de este chigre, continuamos nuestra rodadura hasta llegar a Nava, donde emprendemos el retorno a casa, habiendo gozado de la mejor forma que sabemos, esta memorable tarde dominical y siendo conscientes de que hemos sabido realzar por unas horas el significado de las míticas palabras que ponen titulo a esta web, consiguiendo que hombre, máquina y asfalto, formen un solo ente.

Der Kurze

2 pensamientos

  1. Yo creo que ya ha pasado suficiente tiempo como para asumir que el testigo de la incidencia de la rotonda de Lamasandi no va a aparecer por aquí. ¿Qué pasó en la rotonda? No puedo quedarme así.

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