Oberalppass y Sustenpass

La vibración del móvil me despierta a las 7:41. -¡Qué c*ño querrán a estas horas, si hoy no trabajo!- pienso. Desbloqueo el teléfono y veo dos mensajes del cazurro, al que posiblemente hayáis leído en esta entrada.

– Vaya día para coger libre, joputa. Marcha para Gottardo.

– O San Bernardino.

La previsión del tiempo daba lluvia incesante toda la semana pero por lo visto Zeus nos había dado una tregua. Me asomo a la ventana y el cielo brilla entre alguna nube. La previsión dice ahora que hasta las 14:00 tengo tiempo para hacer algún puerto.

No había planificado nada, por lo que tanto la cámara de fotos como la de vídeo estaban sin batería; tampoco había pensado qué ruta hacer, aunque Oberalppass seguía pendiente en mi lista y hace poco ví un par de vídeos en los que parecía ser una ruta interesante. Pues nada, Oberalp se ha dicho.

Un vistazo rápido a las opciones que tengo para hacer la ruta y me decanto por acceder a Oberalp desde Andermatt. Esta vez el camino que me lleva hasta allí es casi tan interesante como la carretera que tenemos como objetivo.

Salgo de Zug en dirección a Altdorf bordeando el Zugersee hasta llegar a Arth. Este tramo se hace íntegramente por una carretera que discurre a escasos metros de la orilla del lago, con unas vistas impresionantes.

Zugersee

Desde Arth me dirijo a Lauerz, pueblo al que da nombre el pequeño lago en cuya orilla se demarca. Este lago merece una parada en cualquier época del año. Debido a su pequeño tamaño, es habitual que se hiele completamente durante el invierno, y su vegetación en los periodos más cálidos es muy llamativa. Además, en un pequeño islote dentro del lago hay un pintoresco castillo.

Lauerzersee

El siguiente hito en la ruta será Sanxenx… digo Brunnen. Con todas las terrazas atestadas en verano es dificil distinguirlos. Brunnen es uno de los accesos al Vierwaldstättersee (el Lago de los Cuatro Cantones, también conocido como lago de Lucerna), el lago más grande de Suiza.

Vierwaldstättersee desde Brunnen

Siguiendo la carretera que une Brunnen con Altdorf encontraremos la Tellskapelle, una capilla católica que se sitúa en el lugar donde se cree que Guillermo Tell consiguió escaparse del barco en el que lo llevaban preso. Las vistas quitan el hipo, aunque para llegar hay una pequeña caminata que en un día caluroso nos hará sudar exiguamente a la vuelta.

¿Quitan el hipo o no?

A estas alturas mis ánimos estaban por las nubes. Había hecho el trayecto que habitualmente me lleva más de una hora, en poco más de 40 minutos. Ni un solo coche en la carretera, el día promete. A mi paso por Wassen pensé ‘A la vuelta, si sigo sin encontrar tráfico, tocará hacer Susten’. El día mejoraba por momentos.

Uniendo Göschenen y Andermatt nos encontramos con un puerto de no más de dos kilómetros formado por una sucesión de horquillas y pequeñas rectas en las que de vez en cuando se intercala uno de los habituales túneles anti avalanchas, tan típicos de las carreteras alpinas.

Una vez en Andermatt, sólo tenemos que tomar la salida señalizada como «Oberalppass» en la rotonda del centro de la villa para darnos de bruces con los primeros metros del puerto. Mentiría si os dijera que aquí no encontré nada de tráfico, pero lo que encontré hacía incluso más interesante la ruta. Disfruté las primeras curvas en compañía de dos parejas de abueletes a bordo de sendos MGA y Morgan Three Wheeler, venidos desde Alemania con la equipación completa: cascos de cuero y gafas de aviador incluídos.

-¿Por qué sólo las primeras curvas?- preguntaréis. Pues porque me encontré con uno de esos sitios donde, si no te paras a disfrutar el paisaje y la tranquilidad, te vas a estar arrepintiendo el día entero. Juzgad vosotros, parafraseando a uno de los más grandes de la historia casposa del internet español: «yo no digo na juzgen usto sax no kiere pikas con viper«.

Cuando emprendí de nuevo la marcha volví a tener a mi entera disposición toda la carretera, así que pude divertirme buscándole las cosquillas al coche. Ya lo dije muchas veces, pero qué bien suena el V8 por esos valles apresurándose hasta las 7700rpm tras cada curva.

La ascensión no dura mucho, y llegamos a una especie de altiplano en el que todavía deberemos conducir un par de kilómetros por carreteras mucho más abiertas y con preciosas vistas. Tras atravesar otro túnel alpino, alcanzamos finalmente la cima del puerto, donde hay ¡un faro! Sí, un faro. No me preguntéis. Yo también pensé que me había convertido en El Quijote y estaba viendo gigantes donde sólo había molinos.

Tan atónito me dejó la presencia del faro que se me olvidó hacerle foto, así que no tengo más remedio que tirar de Wikipedia para ilustrar este párrafo.

Tras unos minutos paseando alrededor del lago Oberalp, reemprendo la marcha para bajar por la vertiente del cantón de Graubünden. Bajando acostumbro a conducir relativamente despacio para dejar que los componentes del coche tengan un valioso tiempo para enfriarse y estar listos para la siguiente acometida y ¡qué coño! porque es mucho más peligroso y no quiero acabar en la copa de algún árbol como le pasó a uno que yo me sé. Estas partes en las que conduzco más despacio también me sirven para admirar el paisaje y buscar sitios en los que se pueda hacer alguna foto bonita, o al menos en los que pueda mostrar la esencia de la carretera.

Y esa era la recta más larga

Al final de la bajada me encuentro con otra de las eventualidades más comunes en las carreteras suizas: una obra. Unos minutos esperando a que el semáforo se ponga en verde, barro en el coche hasta el techo y media vuelta para volver a subir por donde vine. Este tipo de carreteras con horquillas muy cerradas y cortas rectas no son el hábitat en el que el Vantage se encuentra más agusto, porque generalmente salgo muy bajo de revoluciones de cada curva, y el motor ahí abajo no tiene nada de empuje. Aún así, el diferencial trasero tiene que trabajar duro y se intuye alguna pequeña deslizada cuando el diferencial se bloquea para impedir que la rueda interior pierda motricidad.

De haber encontrado una carretera atestada como pasó en mi última salida, no hubiese tenido tiempo para mucho más. Pero hoy no; hoy ya había hecho el puerto que tenía como objetivo y aún eran las 11:30 de la mañana. Podía hacer otro puerto y llegar a casa para comer, aunque en horario español (en Suiza se acostumbra a comer alrededor de las 12). Definitvamente el siguiente objetivo es Sustenpass.

En el camino entre Andermatt y Wassen se empezaba a ver mayor densidad de tráfico en sentido contrario, sobre todo autocaravanas con matrícula de Holanda. Un vistazo a la autopista en los tramos por los que mi carretera discurre a su vera revela el porqué: kilómetros de caravana a la entrada del túnel de San Gottardo (la principal conexión con Italia) que hicieron que mucha gente cambiase su itinerario para cruzar por encima del paso alpino.

De Susten ya hablamos en esta otra entrada. Si vais a hacer una ruta por esta zona, apuntad estos dos consejos: primero avisadme; segundo no os perdáis Susten bajo ningún concepto. Junto a San Bernardino son los dos mejores sitios para conducir de cuantos conozco en Suiza. 46km con todo tipo de curvas, sin apenas tráfico y discurriendo por paisajes sensacionales. No se puede pedir más.

Os recuerdo que estamos casi a finales de junio, y la nieve sigue estando muy presente en la parte alta de estos puertos. A partir de mitad de subida, la carretera comienza a tener tramos mojados por el agua que cae de la nieve derretida de las laderas.

Como ya os conté en otro artículo, en Susten no se hace cumbre por encima de la montaña, sino a través de un túnel. Este túnel está en obras y en su interior sólo se puede circular por un estrecho camino aslfaltado; a los lados la nada y de ella nos separan unas simples vallas. De la escasa iluminación se encargan lámparas de obra. Si alguna vez habéis jugado al Metro, este túnel os traslada a cualquiera de las agobiantes localizaciones de esta saga de videojuegos.

Ya casi terminando la bajada y a punto de emprender definitivamente la vuelta a casa vi aparcado un inmaculado Porsche 911S 2.4 y no pude resistirme a hacer la parada de turno y sacarle un par de fotos. Si algo tienen de especial el automovilismo en suiza es la humildad y afición con la que se vive; toda la gente que comparte este hobby son sumamente accesibles, ya conduzcan un Citroën CX o un Bugatti Atlantic.

Pedí permiso a su dueño, que estaba haciendo la, a esas horas, muy necesaria parada de la comida, y charlamos un poco sobre las rutas que estábamos haciendo y qué nos había llevado hasta allí. Me contó que era un ingeniero electrónico jubilado que empleaba su tiempo libre en conducir este 911. Su plan para el día era hacer Susten, Grimsel y Furka, nada mal.

Así que el secreto era este, jubilarse y aprovechar el tiempo los días laborables. ¡Pues no me queda nada! Una cosa tengo clara, desde ahora me haré todos los años el mismo regalo de cumpleaños: vacaciones para salir decarreteres®

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