Grimselpass

Primer ‘acto’ social tras el desconfinamiento, ¿qué podríamos hacer, sino una ruta por los recientemente abiertos pasos alpinos? El día acompaña, con un sol radiante y las agradables temperaturas típicas de esta época del año.

Aunque el objetivo de esta salida era hacer el paso de Susten, como hiciera en mi última ruta de 2019, nos encontramos a la llegada a Meiringen con que éste era el único puerto cerrado en todos los Alpes. Por suerte, en esta zona hay muchas rutas donde elegir, así que no nos llevó mucho tiempo decantarnos por cruzar Grimsel y hacer una parte de Furka.

¿Quién dijo que uno no puede pasárselo bien conduciendo los coches de diario? Estos dos cacharros no van nada mal por las bien asfaltadas carreteras de montaña de Suiza, y su comodidad hace que el sufrimiento en los desesperantes atascos, no lo sea tanto.

Incluiré este próximo párrafo como descargo de responsabilidad en todas las entradas que escriba sobre puertos alpinos: Hacer una ruta por puertos suizos requiere dosis enormes de paciencia, o una gran dedicación; no hay carretera alguna en Suiza que entre los meses de abril y septiembre no esté en un permanente atasco durante las horas en las que hay luz diurna. Siendo padres de familia como somos, hacer rutas nocturnas no es una opción, así que no tenemos más remedio que armarnos de paciencia.

Tras recorrer poco más de 40km hicimos nuestra primera parada en Sarnen para comer y descargar la vejiga. Queríamos aprovechar que ese día se había organizado un evento de clásicos que, aunque estaba cancelado a causa de la Covid-19, prometía regalarnos la vista con algún clásico perdido por la ciudad.

Además de ver algún coche interesante, la parada en Sarnen merece la pena porque tiene un bonito y tranquilo parque que es un lugar idóneo para comer y relajarse un rato.

Vistas desde el banco donde comimos nuestro bocadillo

Como digo, más de dos horas y media necesitamos para conseguir recorrer los escasos 75km que nos separan de Meiringen, el lugar desde el que realmente dará comienzo nuestra ruta. Sin contar paradas, por supuesto. Uniendo la tranquila villa de Sarnen y nuestro destino está el paso Brünig. Por desgracia en esta carretera a medida que crece la espectacularidad del paisaje, el ritmo del tráfico desciende dramáticamente. Tedioso.

Según nos íbamos acercando a Meiringen la cantidad de deportivos y motos iba en aumento. Todavía me sigue sorprendiendo la enorme cantidad de motos que me encuentro en todos los puertos de montaña. ¡Y yo creía que en España había mucha afición al motociclismo!

Y al fin llegamos a nuestra carretera. El tráfico sigue siendo denso, pero los X5 y GLA fueron desapareciendo al irnos alejando de las cuidades, y ahora nos vemos rodeados de Porsches, Ferraris e incluso algún Caterham.

Antes de contar mis impresiones de la conducción por este puerto, os cuento un poco su historia: Grimselpass se utilizaba como paso alpino ya en tiempos del Imperio Romano. Esta ruta comercial era un importante motor económico de los pueblos cercanos hasta la inauguración de la vía férrea de San Gotardo en 1800.

La carretera en su trazado actual se construyó en el año 1894. El cantón de Berna siguió mejorándola de forma continuada desde el año 1950 hasta dar por finalizada su construcción en 1972, mientras que la vertiente de Valais no comenzó sus obras de ensanche hasta 1975.

Aproximándose por la vertiente norte de Grimsel, desde Meiringen en el cantón de Berna, nos encontramos con una carretera ancha y fluida con muy buena visibilidad y curvas variadas que discurre por frondosos bosques. En esta zona hay que tener cierta precaución, porque tras un cambio de rasante con nula visibilidad nos encontraremos de frente con una curva relativamente cerrada que nos lleva a un túnel. No me gustaría llegar ahí excesivamente rápido.

Seguimos ascendiendo y el paisaje se abre para encontrarnos en una zona rocosa, donde la carretera comienza a retorcerse. En el horizonte podemos ya vislumbrar la enorme presa que flanquea el lago Grimsel en su parte norte. Este lago tiene todo el año el particular color que podéis ver en las fotos, habitual en los lagos alpinos, provenientes del agua del deshielo.

Según ascendemos la nieve se va haciendo cada vez más presente, y nos encontramos zonas con muros de al menos dos metros de nieve a los lados del asfalto. El ascenso final a la cima nos ofrece varias horquillas con buen firme y buena visibilidad, que además muestran unas espectaculares vistas del paisaje. Os recomiendo ropa de abrigo aunque haga buen día. El viento y el descenso de temperatura a más de 2000m pueden ser desagradables incluso en verano.

Tras una estratégica parada para hacer las fotos que podéis ver un poco más arriba, pudimos disfrutar de este tramo final completamente vacío, y sólo en las dos últimas curvas nos encontramos un Porsche 964 rompiéndonos el ritmo. Finalmente llegamos a la cima, situada a 2164m.

La vertiente de Valais es una sucesión de cortas rectas unidas por amplias horquillas. Me sorprendió que en nuestro camino de vuelta, subiendo esta vertiente de Grimsel, vimos policías controlando que nadie se desmadrase más de lo debido desde puntos estratégicos, aunque quizá me sorprendió más su actitud indulgente, más aun estando en Suiza, porque poca gente respetaba estrictamente la normativa de tráfico.

Acabado el descenso llegamos al pueblo de Gletsch, poco más que un cruce donde decidimos seguir nuestra ruta para ascender otro famoso puerto de montaña, en el que se grabaron algunas de las escenas de persecución más conocidas de las películas de James Bond. De Furka hablaremos en otro artículo.

La parada en la cima de este segundo puerto nos permitió fotografiar la vertiente sur de Grimsel casi en su totalidad.

Vistas de Grimsel desde Furka

En el camino de vuelta aprovechamos que muchos suizos ya se habían batido en retirada y pudimos hacer algunas fotos desde encima de la presa, comentar nuestras impresiones del día y aspectos a mejorar para el futuro: Horarios para evitar el tráfico y equipamiento para grabar las rutas.

Tras una última parada en un puesto de venta de quesos a los pies de la montaña, nos dirigimos hacia nuestras respectivas casas. ¿Os habíais olvidado ya del tráfico y los atascos en Suiza? ¡No tan rápido! (nunca mejor dicho). Media hora de vuelta a la realidad, parado en el interior de un túnel, hace perder la paciencia a cualquiera.

Tras semejante paliza llega uno a casa con energía para poco más que cenar y dormir directamente. Tiene que haber forma de evitar ese tráfico. Lo seguiré intentando y si descubro cómo, aquí lo leeréis.

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