Watts up – St. Gotthard y Oberalppass

Hoy os traigo una colaboración un poco diferente a los artículos que solemos publicar en esta casa. Os dejo directamente con Pablo, el cazurro volador.

Los propietarios del blog me han puesto entre la espada y la pared y han decidido dejarme un pequeño recoveco para que hablemos de… ciclismo. Bueno, y de carreteras.

El que escribe este artículo es un pequeño gran ignorante del mundo del automóvil que únicamente sabe cuantos caballos tiene su coche, no le preguntéis nada de cilindros o suspensiones, puesto que os mirará con cara de sorpresa barra admiración.

Vamos a ello.

¿Qué hago yo aquí? Cierto día… (dejemos la canción del Principe de Bel-Air a un lado y centrémonos), decidí meter la bicicleta al coche, conducir hasta Göschenen, y cruzar en tren hasta Airolo. El trayecto dura unos 10 minutos y las vistas no son muy espectaculares que digamos, ya que es únicamente un túnel que atraviesa un famoso puerto, de cuyo nombre no quiero acordarme, por ahora.

Fin del trayecto. Cantón Ticino, Airolo. Visita al WC para hacer aguas mayores (de este dato podía haber prescindido pero me pareció importante compartirlo con vosotros). Calas a los pedales.

Click, click.

Empezamos a subir el famoso Passo del San Gottardo por Tremola. Puerto de unos 13km, con una pendiente media de entre el 7 y el 8%. Como alguno ya sabréis, Tremola es la carretera vieja que conectaba el cantón Uri y el cantón Ticino… años ha.  

A medio puerto el ignorante automovilístico se encuentra rodeado de drones, cámaras de TV, cámaras de fotos, y un par de Porsches. Yo entiendo menos de coches que de tipos de wasabi.

<Vuelvo a ser LeStrat> Estoy en la oficina y me llega un WhatsApp del cazurro este con la foto que veis bajo estas líneas. Un 991 Speedster y un 356 Speedster. ‘Eso sólo puede ser la gente de Curves Magazine’, pienso y así me lo confirma el cazurro. Si la vida fuese justa, este blog tendría la dimensión de Curves y yo podría dedicar la mañana de un martes a fotografiar un par de Aston Martin en alguno de los maravillosos puertos alpinos. Pero no.

La subida en bicicleta es curiosa, el pavé no es muy agradecido debido al traqueteo, pero compensa por la espectacularidad de la carretera y las curvas de herradura. Eso sí, si me preguntáis si voy a repetir pronto… tengo otras prioridades. Las vistas no son comparables a las que puedes encontrar en otros puertos como el Furka, Grimsel…

La llegada a la cima fue espectacular, finales de junio y aún había enormes paredes de nieve, gran parte del lago todavía helado… un pequeño paraíso terrenal. Eso sí, supongo que los de los dichosos Porsches subirían más rápido y más fácil que un servidor.

Bajada divertida hasta Andermatt, y siguiente subida. Oberalppass. Puerto bastante tendido con vistas al valle. En la subida he de decir que no disfruté demasiado de las vistas, ya que subí bastante rápido (o al menos es lo que me pareció a mi). En la cima, ni rastro del idílico lago de las fotos de google. Nieve. Y más nieve. Yo que odio el invierno. 

Pero la bajada. ¡Qué bajada! Da para p***. Boquiabierto.

Vuelta a Andermatt y bajada hasta Göschenen, donde un plátano y una ensalada de pasta me estaban esperando. Se me olvidó llevar una Radler, me la apunto para la siguiente.

Repetiremos. Próxima parada, Grimselpass.

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